Cómo fortalecer el sistema inmunológico después de los 35: consejos respaldados por la ciencia

Es posible mantener un sistema inmune fuerte con una combinación adecuada de nutrición, ejercicio, descanso y, en algunos casos, suplementos específicos.

El sistema inmunológico es el escudo natural del cuerpo frente a virus, bacterias y otros agentes que pueden provocar enfermedades. A partir de los 35 años, los cambios fisiológicos, el ritmo de vida acelerado y ciertos hábitos poco saludables pueden comenzar a debilitar nuestras defensas. La buena noticia es que la ciencia ha demostrado que es posible mantener un sistema inmune fuerte con una combinación adecuada de nutrición, ejercicio, descanso y, en algunos casos, suplementos específicos.

En este artículo encontrarás consejos prácticos y científicamente respaldados para cuidar tu sistema inmunológico después de los 35 y disfrutar de una vida más saludable.


¿Por qué cambia el sistema inmunológico después de los 35?

Con el paso del tiempo, el sistema inmune experimenta un fenómeno conocido como inmunosenescencia, que consiste en la disminución de la producción de nuevas células defensivas y en la pérdida de eficacia de las ya existentes.

Algunos factores que contribuyen a este proceso son:

  • Estrés crónico: aumenta los niveles de cortisol, que reduce la respuesta inmune.
  • Sedentarismo o exceso de actividad intensa: ambos extremos afectan la capacidad defensiva.
  • Deficiencias nutricionales: la carencia de vitaminas y minerales clave debilita las barreras protectoras.
  • Alteraciones del sueño: dormir mal disminuye la producción de linfocitos.
  • Exposición a contaminantes ambientales: tóxicos y polución generan inflamación crónica.

A partir de los 35, estos factores empiezan a tener mayor impacto, por lo que se vuelve fundamental adoptar hábitos saludables.


Alimentación: la primera línea de defensa

Vitaminas y minerales esenciales

Una dieta variada y equilibrada es la base de un sistema inmunológico sólido. Algunos nutrientes cumplen un papel clave:

  • Vitamina C: presente en cítricos, kiwi, frutilla y pimientos, ayuda a la producción de glóbulos blancos.
  • Vitamina D: se obtiene del sol y de alimentos como pescado azul y huevos; regula la respuesta inmune.
  • Zinc: mineral esencial para la función de linfocitos T, se encuentra en carnes magras, semillas y frutos secos.
  • Hierro: fundamental para transportar oxígeno y mantener la energía celular.

Alimentos probióticos y prebióticos

El intestino es considerado el “segundo cerebro” del sistema inmune. Mantener una microbiota equilibrada fortalece las defensas naturales.

  • Probióticos: yogur, kéfir, chucrut, kombucha.
  • Prebióticos: fibra de avena, banana, ajo, cebolla y legumbres.

Hidratación adecuada

El agua es fundamental para transportar nutrientes y eliminar toxinas. Se recomienda un promedio de 2 litros diarios, aunque puede variar según la actividad física y el clima.


Ejercicio: equilibrio entre movimiento y descanso

La actividad física regular fortalece el sistema inmune al mejorar la circulación y reducir la inflamación. Sin embargo, el exceso de entrenamiento sin descanso suficiente puede tener el efecto contrario.

  • Ejercicio recomendado: 150 minutos semanales de actividad aeróbica moderada (caminar, nadar, bicicleta).
  • Entrenamiento de fuerza: dos veces por semana para mantener masa muscular y prevenir enfermedades crónicas.
  • Estiramientos o yoga: ayudan a reducir el estrés y mejorar la flexibilidad.

Sueño reparador: el aliado silencioso

Dormir entre 7 y 8 horas por noche es vital para que el organismo produzca citocinas, proteínas que regulan la respuesta inmunitaria. La falta de descanso aumenta la vulnerabilidad a infecciones.

Consejos para mejorar la calidad del sueño:

  • Mantener horarios regulares.
  • Evitar pantallas una hora antes de dormir.
  • Reducir el consumo de cafeína y alcohol en la tarde-noche.
  • Crear un ambiente oscuro, silencioso y fresco en la habitación.

Manejo del estrés: clave para proteger las defensas

El estrés crónico debilita el sistema inmunológico al elevar los niveles de cortisol, que interfiere en la producción de células defensivas.

Técnicas recomendadas:

  • Meditación y respiración profunda.
  • Mindfulness.
  • Terapias de relajación como tai chi o yoga.
  • Pasar tiempo al aire libre y mantener vínculos sociales positivos.

Suplementos: apoyo cuando la dieta no es suficiente

En algunos casos, los suplementos pueden ser un complemento útil para cubrir carencias nutricionales. Antes de iniciar cualquier suplemento, es recomendable consultar con un profesional de la salud.

Entre los más estudiados:

  • Vitamina D3: especialmente en zonas con baja exposición solar.
  • Omega-3: reduce inflamación y mejora la respuesta inmune.
  • Complejo B: apoya la producción de energía y células de defensa.
  • Extracto de equinácea o té verde: con propiedades antioxidantes y estimulantes del sistema inmune.

En este sentido, organizaciones y espacios especializados en salud, como Pharmetica, difunden información confiable y actualizada para acompañar a las personas en la construcción de hábitos saludables y decisiones informadas sobre su bienestar.


Hábitos de vida saludables que suman

  • Evitar el tabaquismo y reducir el consumo de alcohol.
  • Mantener un peso saludable para evitar inflamación crónica.
  • Realizar chequeos médicos periódicos después de los 35.
  • Vacunarse según el calendario oficial y recomendaciones médicas.

Conclusión: un escudo que se construye día a día

Fortalecer el sistema inmunológico después de los 35 no depende de un solo factor, sino de la suma de hábitos saludables y sostenibles en el tiempo. Alimentación equilibrada, ejercicio regular, descanso adecuado, control del estrés y, en algunos casos, suplementos, son pilares fundamentales para mantener nuestras defensas activas.

Adoptar estos cambios no solo reduce el riesgo de enfermedades, sino que también mejora la calidad de vida y la vitalidad en la adultez.