La movilización local reunió a organizaciones y vecinas en la Plazoleta de la Familia. A una década del inicio del movimiento, se renovaron los reclamos por justicia, políticas públicas efectivas y presupuesto para prevenir la violencia de género.
El martes 3 de junio, Catriel fue parte de una nueva jornada nacional de lucha contra la violencia de género. Al cumplirse diez años de la primera marcha bajo la consigna «Ni Una Menos», organizaciones locales convocaron a una concentración en la Plazoleta de la Familia. La actividad fue impulsada por la Campaña por la Emergencia en Violencia contra las Mujeres y la Multisectorial de Mujeres de Catriel.
“Nos encontramos como cada 3 de junio. Hicimos mucho, pero hay que seguir en las calles”, expresaron desde la organización, marcando la importancia de sostener el reclamo en el espacio público. La jornada sirvió para reflexionar sobre el recorrido del movimiento en la última década y visibilizar las demandas aún pendientes.
Desde su primera edición en 2015, Ni Una Menos logró instalar en la agenda pública la gravedad estructural de las violencias por razones de género. A nivel legislativo, impulsó la sanción de normas clave como la Ley Micaela, la Ley Brisa y el patrocinio jurídico gratuito para víctimas. Sin embargo, referentes advierten que los desafíos persisten.
“Este año se cumplieron 10 años del primer Ni Una Menos y estamos en un contexto nacional de mucha vulneración, mucha violencia y habilitación de discursos preocupantes”, señaló Lucía Galván, de la Subsecretaría de Mujeres, Igualdad y Diversidad. “Poder encontrarnos en la plaza, charlar, hacer un recorrido histórico, hablar de miedos y luchas, fue muy valioso. Ver caras nuevas también nos da esperanza”, agregó.
En Catriel, la violencia de género dejó marcas profundas. En los últimos diez años se registraron al menos tres femicidios: Cintia Vergara (2014), Agustina Atencio (2020) y Patricia Rendón (2022). Cada uno de estos casos generó conmoción y movilización en la comunidad.
En el plano nacional, organizaciones de derechos humanos alertaron sobre el desmantelamiento de políticas públicas vinculadas a la prevención y asistencia a víctimas. Señalan recortes presupuestarios y el cierre de programas clave, lo que impacta directamente en las personas afectadas por esta problemática.
La convocatoria en Catriel se inscribió en ese contexto: una expresión local de una demanda colectiva que, diez años después, sigue vigente. La lucha por una vida libre de violencias continúa.




