Cultura, deporte y comunidad: claves para prevenir el suicidio más allá de lo clínico

En el Día Mundial de Prevención del Suicidio, especialistas destacan la importancia de construir entornos sociales saludables como estrategia de prevención. El antropólogo Juan Ivanissevich reafirma que el suicidio no es solo un problema individual, sino también colectivo

La prevención del suicidio no se limita a la atención psicológica individual ni al diagnóstico clínico. “El suicidio es un fenómeno multicausal, influenciado por factores sociales y comunitarios, como el aislamiento, las desigualdades económicas y la falta de cohesión social.” La afirmación es del antropólogo Juan Ivanissevich, quien participó de la jornada de prevención realizada en Catriel en 2024 y cuyo enfoque sociocomunitario cobra especial relevancia hoy, 10 de septiembre de 2025.

Ivanissevich planteó que la problemática debe ser abordada de forma integral, combinando políticas públicas con la participación activa de la comunidad. “Solo con políticas públicas no alcanza. Si la comunidad no se apropia de las herramientas, la efectividad de las intervenciones no da resultado”, explicó. Su propuesta apunta a crear redes de contención a partir de los recursos ya disponibles: organizaciones sociales, instituciones educativas, espacios deportivos y culturales.

Según el especialista, los espacios de cultura y deporte cumplen una función preventiva concreta. “La cultura y el deporte salvan vidas porque descomprimen lo emocional y promueven la salud y la vida”, sostuvo. Estas actividades, accesibles y masivas, permiten generar vínculos, ofrecer espacios de pertenencia y construir sentidos compartidos, elementos fundamentales para reducir el riesgo de aislamiento y sufrimiento psicosocial.

Ivanissevich también cuestionó una visión estrictamente individualista del suicidio. “No es un problema meramente personal. Está atravesado por condiciones sociales, económicas y culturales que pueden generar vulnerabilidad en determinados sectores”, explicó. En ese sentido, señaló que en contextos de alta desigualdad, la tasa de suicidios tiende a incrementarse, y que por eso la intervención debe contemplar el entorno y no centrarse únicamente en la persona en crisis.

Además, remarcó la importancia de desestigmatizar la salud mental: “Todos podemos necesitar ayuda en algún momento. Reconocerlo no es debilidad, es prevención”, dijo. Insistió en que la comunidad debe funcionar como un espacio de apoyo, sin juicios, que facilite el acceso a redes de asistencia profesional cuando sea necesario.

A un año de aquella jornada, su mensaje permanece vigente. En Catriel, se establecieron dispositivos como el Centro de Día Paihuén, que ofrece atención integral para personas en situación de consumo problemático, así como existe el área de Salud Mental del Hospital, donde se pueden realizar consultas individuales o familiares.

Este 10 de septiembre, Día Mundial de Prevención del Suicidio, especialistas y referentes locales coinciden: la salud mental no es solo una cuestión clínica; también es social y comunitaria. La prevención, entonces, se construye en cada club, escuela, taller cultural o grupo de vecinos que escuche, acompañe y sostenga.