“El suicida no quiere morir”: Marcelo Mandri reafirma la importancia de escuchar, intervenir y prevenir

En el Día Mundial de Prevención del Suicidio, el suicidólogo Marcelo Mandri retoma un mensaje clave: el suicidio es prevenible si se identifican las señales, se actúa a tiempo y se fortalece la red de apoyo comunitaria.

“El suicida no quiere morir; lo que no quiere es seguir viviendo como está viviendo.” La frase, pronunciada por Marcelo Mandri, presidente de la Red Argentina de Suicidología, durante su paso por Catriel en 2024, resuena con fuerza este 10 de septiembre de 2025, en una nueva conmemoración del Día Mundial de Prevención del Suicidio.

Mandri fue uno de los especialistas convocados en la jornada organizada el año pasado por la Municipalidad de Catriel. Su mensaje, lejos de perder vigencia, se vuelve aún más urgente. Afirmó que el suicidio debe ser abordado como una problemática de salud pública desde un enfoque interdisciplinario que combine atención profesional, acción estatal y compromiso social.

Durante su intervención, explicó que existen distintas formas de comportamiento suicida: el suicidio activo (una acción directa para quitarse la vida), el pasivo (cuando una persona deja de cuidarse o de tomar decisiones que prolongan su vida) y el parasuicidio (conductas de riesgo que no buscan la muerte directamente pero que pueden provocarla). Estas distinciones son clave para entender la complejidad del fenómeno y diseñar estrategias de prevención más efectivas.

Mandri también enfatizó que los mitos que rodean al suicidio dificultan su abordaje. Aseguró que casi todas las personas que toman esta decisión han dado señales previas y que hablar del tema no incentiva la conducta, sino que puede ser una puerta para pedir ayuda. “El silencio puede ser mortal. Hablar es la mejor manera de dar la posibilidad a alguien de pedir ayuda”, afirmó.

El especialista insistió en que la prevención no es tarea exclusiva de profesionales de la salud mental. “La comunidad tiene un rol clave. Todos podemos ser agentes de prevención si aprendemos a identificar las señales de alerta y acompañamos con empatía”, señaló.

En esa línea, Mandri reclamó que se cumpla con la capacitación obligatoria establecida por la Ley Nacional de Prevención del Suicidio N° 27.130, que exige formación en prevención para trabajadores del Estado, fuerzas de seguridad, bomberos y personal de salud. “Así como se aplica la Ley Micaela, esto también es obligatorio. La prevención del suicidio no puede seguir dependiendo solo del voluntarismo o la vocación individual”, advirtió.

Una de sus propuestas concretas fue la conformación de un grupo local de contención y ayuda en Catriel. “La jornada no puede quedar en una charla aislada. Necesitamos estructuras de apoyo sostenidas en el tiempo, articuladas con el sistema de salud, la educación y las organizaciones sociales”, afirmó.

Hoy, un año después, su llamado sigue vigente. La Red Argentina de Suicidología mantiene líneas de orientación, como el WhatsApp 02920-15424-4099 para asesoramiento en situaciones de riesgo, y continúa impulsando campañas de concientización.

En caso de emergencia, se recuerda que la línea 911 es la vía más inmediata de contacto para activar protocolos de intervención. Además, existen líneas como el 135 (desde CABA y GBA) o el 0800-999-0091, disponibles en todo el país las 24 horas, atendidas por profesionales en salud mental.

Catriel también cuenta con dispositivos locales como el Centro de Día Paihuén y el área de Salud Mental del Hospital, que ofrecen atención, terapias y acompañamiento integral.

“El suicidio es prevenible si hay compromiso colectivo. Pero para eso, primero, hay que mirar, escuchar y actuar”, concluyó Mandri.