En medio de su gira oficial por Israel, el presidente Javier Milei se refirió por primera vez a la condena ratificada por la Corte Suprema contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Lo hizo durante una clase magistral en la Universidad Hebrea de Jerusalén, ante un auditorio colmado de estudiantes, donde afirmó: “Soy el primer presidente que no interfiere con la Justicia, y los resultados están a la vista”.
El mandatario destacó que “todo es mérito del Poder Judicial” y que su rol se limitó a garantizar que los jueces actuaran libremente, en coherencia con una “visión republicana”. A pesar del peso político de sus palabras, evitó gestos de confrontación directa, en lo que fue leído como una estrategia de contención. En la Casa Rosada reconocen que el fallo genera un nuevo nivel de polarización y admiten preocupación por una posible escalada de conflictividad en las calles.
Esa tensión ya comenzó a evidenciarse. En las últimas horas, se multiplicaron las tomas en facultades y colegios en rechazo a la condena. Sedes de la UBA, la Universidad Nacional de La Plata y universidades del Conurbano fueron ocupadas por estudiantes y agrupaciones vinculadas al peronismo y la izquierda. También se sumaron el Colegio Nacional Buenos Aires y el Carlos Pellegrini. Las protestas denuncian un “retroceso democrático” y llaman a movilizarse en defensa de la ex mandataria.
En el plano sindical, el malestar se concentra en torno a la CGT, cuya conducción es cuestionada por mantener una actitud considerada “tibia” frente al fallo. “Es una actitud vergonzosa”, expresó el titular del gremio de ANSES. Diversos sectores gremiales se reunieron en SMATA para analizar medidas conjuntas, ante la negativa de la central obrera de convocar a un paro.
Mientras tanto, Milei continúa fortaleciendo sus alianzas internacionales. En Jerusalén, firmó junto al primer ministro Benjamín Netanyahu el “Memorándum de la Democracia y la Libertad”, que promueve la cooperación bilateral frente al terrorismo y el antisemitismo. El documento, elaborado por la Cancillería argentina y la embajada en Israel, fue interpretado como un gesto que contrasta con el memorando que en 2013 Cristina Fernández firmó con Irán por la causa AMIA.
Durante su estadía, el presidente fue distinguido con el Premio Génesis —conocido como el “Nobel Judío”—, convirtiéndose en el primer no judío en recibirlo. En su discurso, citó a Jorge Luis Borges y manifestó su identificación con la historia del pueblo judío. La distinción, sin embargo, también evidenció su alineamiento con un Estado que, desde 1948, ha mantenido una política sostenida de ocupación, desplazamiento y control sobre el pueblo palestino. Desde la Nakba hasta el actual bloqueo en Gaza y la expansión de asentamientos en Cisjordania, Israel fue denunciado por organismos internacionales por violaciones sistemáticas a los derechos humanos. El respaldo de Milei a esa política, en nombre de los “valores occidentales”, marca una toma de posición geopolítica que va más allá de lo simbólico.
Mientras Milei cierra su gira en Madrid, en Argentina el clima se vuelve cada vez más volátil. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, pidió evitar que se “monte un show” ante una eventual detención de la ex presidenta. Su abogado, Carlos Beraldi, negó la posibilidad de fuga y anticipó que se evaluará la prisión domiciliaria. La situación judicial de CFK, sumada al malestar económico y político, anticipa semanas de alta tensión institucional y social.
