Oliveras fue una de las figuras más importantes del boxeo femenino argentino. A lo largo de su carrera profesional disputó 38 combates, de los cuales ganó 33 —16 por nocaut—, perdió 3 y empató 2. Fue campeona mundial en seis ocasiones, en cinco categorías distintas, y en 2015 fue reconocida con un récord Guinness por ese logro.
Nacida en Jujuy, vivió una infancia atravesada por la pobreza y la violencia. A los siete años ya trabajaba con su padre en el campo. Su historia personal, marcada también por la superación de situaciones de violencia de género, fue motor de su carrera deportiva y de su posterior vocación como motivadora social.
En varias entrevistas contó que comenzó a entrenar para defenderse de su expareja, y que se inspiró en Mike Tyson para dedicarse al boxeo. En el ring fue entrenada por Amílcar Brusa, uno de los grandes nombres del boxeo argentino. Su combate más recordado fue ante Marcela “La Tigresa” Acuña en 2008, en el Luna Park, donde perdió el cinturón del CMB en un fallo polémico.
Fuera del ring, Oliveras compartía mensajes de aliento y resiliencia en redes sociales, ofrecía charlas motivacionales y estudiaba psicología para acompañar a personas en situaciones difíciles. En 2024 fue reconocida como la primera mujer en ingresar al Salón de la Fama del Boxeo Sudamericano. También había sido convocada a participar como convencional en la reforma constitucional de Santa Fe, aunque no pudo asumir su rol por el ACV.
En entrevistas recientes había compartido su deseo de contar su historia en una película para “ayudar a quienes creen que la vida es solo sufrimiento”. También se preparaba para debutar en teatro con una obra que llevaría un ring al escenario.
Madre de dos hijos, Alejandra Oliveras hablaba con crudeza sobre las renuncias personales que implicó su carrera deportiva, pero también con orgullo por haberles dado un futuro distinto. “No estuve presente como hubiese querido, pero si no hubiera sido así, estaríamos en la miseria”, expresó en una entrevista.
Su fallecimiento generó un profundo pesar en el mundo del deporte argentino y entre sus seguidores. La Locomotora dejó una huella indeleble en el boxeo y en la vida de muchas personas que encontraron en su historia un ejemplo de lucha y superación.
La ex boxeadora dio varias veces clínicas deportivas públicas en Catriel, de la mano del Sindicato de Petroleros Privados y del Municipio de Catriel.
