El Gobierno nacional informó esta semana que las reservas brutas del Banco Central superaron los 40.000 millones de dólares y que la inflación de mayo se redujo al 1,5 %, el nivel más bajo desde 2020. Las cifras fueron destacadas como logros por la administración de Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, que presentan estos datos como señales de recuperación económica.
Sin embargo, especialistas y centros de estudio advierten que detrás de los indicadores positivos hay una estructura frágil basada en endeudamiento externo, caída del consumo y deterioro del poder adquisitivo. Según el Centro de Estudios para la Recuperación Argentina (UBA), el 59 % del gasto de los hogares se destina actualmente a servicios esenciales, lo que representa un aumento de diez puntos respecto al año anterior.
El incremento de las reservas se dio en gran parte por un acuerdo de repo —una operación financiera de recompra— por 2.000 millones de dólares con un consorcio de bancos, donde más del 60 % del financiamiento proviene de entidades chinas. Algunas fuentes indican que el Tesoro estadounidense expresó su preocupación por esta operatoria, y que el propio Caputo habría sido contactado por funcionarios del Tesoro norteamericano.
En paralelo, el equipo económico lanzó una nueva licitación de bonos en pesos y en dólares, eliminó instrumentos como las LEFIs y adoptó un esquema de control monetario basado en agregados. A esto se suma una recomposición de puts por más de 5,8 billones de pesos en manos de entidades bancarias. Para algunos sectores del mercado, estas medidas muestran una estrategia más coherente; para otros, implican riesgos si no hay respaldo productivo que sustente los compromisos asumidos.
Desde el Fondo Monetario Internacional, la vocera Julie Kozack expresó satisfacción por la baja de la inflación y el aumento de reservas. No obstante, la misión técnica que debía llegar en junio fue postergada a julio, en un contexto de revisión de metas que aún generan tensiones entre el organismo y el Gobierno.
La caída del índice de precios en mayo estuvo influenciada principalmente por la baja en el valor de frutas y verduras, mientras que aumentaron con fuerza los servicios públicos, el transporte y las prepagas. El alivio nominal en los indicadores de inflación no se traduce, por el momento, en una recuperación del consumo ni en mejoras perceptibles para amplios sectores de la población.
El economista Pablo Tigani, en una columna publicada esta semana, cuestionó el enfoque oficial: “Como en 2001 o en 2018, la cosmética macroeconómica precede a momentos de crisis. Hoy, el asado es una metáfora: el pueblo termina en la parrilla”.
El balance del modelo económico que impulsa el Gobierno sigue generando opiniones divididas. Mientras algunos sectores destacan la estabilización monetaria, otros alertan por su impacto en el tejido social y la sostenibilidad de una economía basada en deuda y ajuste.