Sin paz, ni justicia: Revocaron la condena y liberaron a los condenados por el asesinato de Otoño Uriarte

Lo resolvió el Tribunal de Impugnación de Río Negro. Solo seguirá detenido Germán Antilaf. Las razones de la Justicia.

El Tribunal de Impugnación de Río Negro revocó la condena a prisión perpetua que pesaba sobre los cuatro acusados por el crimen de la adolescente Otoño Uriarte, por inconsistencias en la valoración de pruebas clave. Se trata de la prueba genética, la prueba odorológica y algunos testimonios que habían sido utilizados como sustento central de la sentencia condenatoria.

La sentencia previa, que había impuesto penas de prisión perpetua por el delito de privación ilegítima de la libertad seguida de muerte, fue impugnada por las defensas de Maximiliano Lagos, José Jafri, Néstor Cau y Ángel Antilaf. Los abogados señalaron que se había efectuado una «interpretación inadecuada de elementos probatorios relevantes».

Uno de los puntos controvertidos se relacionó con la valoración del ADN hallado en un cabello identificado como “pelo 17”. La sentencia original sostuvo que existía una coincidencia significativa con el perfil genético de José Jafri. Sin embargo, el Tribunal de Impugnación destacó que esta conclusión no se correspondía con el testimonio brindado en juicio por la perito genetista Belén Rodríguez Cardozo, quien afirmó que las características genéticas observadas excluían categóricamente a Jafri y a cualquier integrante de su línea paterna como posibles contribuyentes de la muestra.

También se pusieron en cuestión las conclusiones extraídas respecto de la muestra genética levantada del nylon que cubría el cuerpo de la víctima. Según el Tribunal de Impugnación, la sentencia condenatoria habría atribuido indebidamente perfiles genéticos concretos a la víctima y a los acusados, cuando en realidad el informe pericial advertía que la degradación de las muestras impedía establecer perfiles identificables con certeza.

Otro aspecto debatido fue la prueba odorológica realizada con perros rastreadores. El tribunal de juicio de Cipolletti había sostenido que esta prueba ubicaba a los cuatro imputados en contacto con el nylon. El Tribunal de Impugnación advirtió que la pericia odorológica carecía de rigor científico suficiente, debido a las condiciones ambientales extremas a las que estuvo expuesto el nylon y la presencia admitida de falsos positivos. También enfatizó que esta prueba indiciaria no fue adecuadamente contrastada con los resultados genéticos que evidenciaban una importante degradación.

Finalmente, se revisó el peso asignado a ciertos testimonios indirectos, especialmente aquellos aportados por testigos que refirieron versiones “de oídas” y cuyas declaraciones presentaban inconsistencias o imprecisiones. El Tribunal de Impugnación entendió que dichos testimonios carecían de sustento probatorio autónomo y no se encontraban corroborados por otras evidencias objetivas que permitieran afirmar la participación de los acusados con el grado de certeza requerido.

A partir de estas observaciones, el Tribunal de Impugnación, por unanimidad, resolvió revocar la sentencia condenatoria y absolver a los imputados. En su parte resolutiva, ordenó además su inmediata libertad. Solo Germán Ángel Antilaf permanecerá en prisión porque cumple condenas por otros delitos.

La decisión se tomó tras analizar los recursos presentados por las defensas de Maximiliano Lagos, José Jafri, Néstor Cau y Antilaf. En marzo de 2025 fueron sentenciados a prisión perpetua por el secuestro y asesinato de Otoño Uriarte, ocurrido hace 18 años. Hoy la Justicia dio un paso a trás y revirtió esa decisión.

El segundo juicio y la sentencia que se revocó

Las juezas Florencia Caruso Martin, Amorina Sánchez Merlo y el juez Juan Puntel sentenciaron a los imputados por el delito de «privación ilegítima de la libertad agravada por la participación de tres o más personas, por ser la víctima menor de edad y por haberle ocasionado intencionalmente la muerte».

Este juicio comenzó en noviembre de 2024 y consistió en 13 extensas audiencias. Luego de que se definiera la culpabilidad de los sospechosos la fiscal, Teresa Giuffrida, y la abogada querellante, Gabriela Prokopiw, pidieron  el 6 de marzo que fueran sentenciados a prisión perpetua, lo que se confirmó dos semanas más tarde.

Otoño Uriarte era una joven nacida en 1990 en General Roca, Río Negro, que vivía junto a Roberto Uriarte, su padre, en Fernández Oro, otra localidad rionegrina, luego del fallecimiento de su madre. En la noche del 23 de octubre de 2006, Otoño se disponía a volver a su casa pero cuando fue a buscar su bicicleta encontró que se la habían robado y decidió volver caminando, aunque jamás regresó a su hogar.

El celular de la joven estaba apagado. Roberto Uriarte intentó denunciar la desaparición de su hija en una comisaría, a lo que los agentes se negaron debido a que sostenían que la joven se había ido, incluso cuando sus pertenencias estaban en su vivienda. Recién una semana más tarde comenzaron con los rastrillajes, para cuando la familia y los amigos de la víctima comenzaron a organizar movilizaciones y se reclamaba que la policía federal también trabajara en la investigación.

Un trabajador rural de la zona contó que encontró un celular en la calle en la que Otoño emprendía su retorno a casa y que intentó encenderlo aunque no tuvo éxito. Luego, mencionó que un compañero de él, en estado de ebriedad, arrojó el celular a una fogata. El celular quemado finalmente era el de la joven. Tan solo unos meses más tarde el trabajador murió atropellado.

Para abril de 2007, los registros de conversaciones telefónicas relacionados a la comisaría 8ª de Choele Choel respaldaban la teoría principal de que Otoño había sido secuestrada para explotarla sexualmente. Como si fuera poco, quienes tenían relaciones con los próstibulos eran los mismos agentes policiales. Sin embargo, las escuchas no se añadieron al expediente.

El 24 de abril de 2007, el cuerpo de Otoño Uriarte fue encontrado sin vida en un canal, y con signos de haber sido violada. Fue rápidamente reconocida debido a un collar que ella misma se había producido y a las prendas de vestir que llevaba. Además, se detectaron tres heridas de arma blanca y que el cuerpo, antes de ser depositado en el canal (donde estuvo cinco meses), había sido enterrado. En la escena del crimen los asesinos habían dejado un nylon en donde habrían llevado el cuerpo, por lo que se pudo localizar rápidamente a los cuatro hombres.

El primer juicio

El primer juicio en 2008, fue con irregularidades y magros resultados. La jueza de turno los procesó a los imputados por encubrimiento y violación y homicidio, dos figuras excluyentes para el Código Penal. Por ese motivo los mismos cuatro imputados fueron absueltos en 2014. Debido a estos errores la jueza y el fiscal fueron destituidos de sus cargos.

Recién en 2023 la abogada Prokopiw volvió a abrir el caso con nuevas pruebas y avances tecnológicos que supuestamente facilitaban la correcta investigación y resolución. En primer lugar un pelo hallado en la ropa interior con la que encontraron el cuerpo de Otoño, que tenía -en teoría- un alto grado de coincidencia genética con el imputado Jafri. Luego la bicicleta, que Cau le acercó a la familia diciendo que la tomó prestada para ir a una localidad cercana. Y por último la confesión del entorno de Lagos de que le pagaron para que fuera a buscar a Otoño pero que tuvieron que matarla «cuando se complicó».