El Gobierno desmantela el INTA: pierde autonomía y manejo de fondos

Un DNU lo convertirá en ente “desconcentrado” bajo Agricultura. Recortan su presupuesto, achican su estructura y limitan la voz del campo, pese a sus logros científicos clave. El INTI, el Instituto Nacional de Vitivinicultura y el de Semillas perderán su autonomía y quedarán bajo control directo del Poder Ejecutivo.

El Gobierno nacional avanza con una reestructuración profunda del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), organismo clave del sistema científico-tecnológico del país. Según confirmaron fuentes oficiales, en las próximas horas se publicará un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que eliminará su carácter de ente descentralizado y lo convertirá en un organismo “desconcentrado”, bajo dependencia directa de la Secretaría de Agricultura.

Entre los cambios más relevantes, el INTA perderá el manejo de su propio presupuesto y la autonomía administrativa. Su Consejo Directivo será reemplazado por un Consejo Técnico, reducido de 10 a 7 miembros, sin facultades de decisión económica y con cargos ad honorem. Desde el sector agropecuario advierten que esta modificación debilita la capacidad del campo de incidir en las políticas de desarrollo e innovación.

La decisión del Gobierno se enmarca en un plan más amplio de recorte institucional: también se transformarán el INTI, el INV y el Inase, que dejarán de ser entes descentralizados y pasarán a tener estructuras internas dentro de distintas secretarías del Ministerio de Economía.

Un golpe a una institución que produce ciencia concreta

La decisión contrasta con los recientes aportes del INTA a la innovación agropecuaria y a la economía regional. Desde Mendoza, el INTA La Consulta desarrolló una nueva variedad de cebolla —Tonada INTA— que no produce lagrimeo y que ya se adapta exitosamente a regiones como San Juan, sur de Buenos Aires y Río Negro. “Después de 14 años de trabajo, logramos una cebolla de baja pungencia, ideal para consumo directo y exportación”, explicó el investigador Héctor Fulinga.

En la Patagonia, el INTA Los Antiguos y el laboratorio de IOT del INTA Balcarce diseñaron el BeTO (Bebedero Térmico Ovino), una tecnología alimentada por energías renovables que permite mantener el agua potable para animales hasta -22 °C. El dispositivo ya fue probado en Santa Cruz y busca ser producido a escala comercial.

También en Córdoba, la articulación entre el INTA y empresas como Aceitera General Deheza (AGD) permitió duplicar los rindes del maní en 25 años, pasando de 2.000 a más de 4.000 kilos por hectárea. El vínculo público-privado desarrolló variedades resistentes, mejoras en mecanización y nuevas estrategias de manejo agronómico, consolidando un modelo de innovación territorial con alto impacto económico y social.

Un cambio de rumbo con consecuencias estratégicas

El nuevo esquema le otorga al Poder Ejecutivo nacional el control total del INTA, tanto en su estructura como en sus finanzas. Las decisiones estratégicas ya no pasarán por un órgano colegiado con representación sectorial, sino por la Secretaría de Agricultura. Se anticipa además un plan de retiros voluntarios, lo que abre interrogantes sobre la continuidad de numerosos programas.

En el nuevo Consejo Técnico, quedarán excluidos representantes de universidades públicas y de organizaciones como Aacrea. Habrá tres miembros oficiales y cuatro del sector agropecuario, con voto doble para el presidente designado por el Ejecutivo.

La medida, que será oficializada por decreto, sustituye el artículo N°4 del decreto-ley de creación del organismo, y crea el artículo 4 bis para formalizar la nueva estructura.