En un fallo reciente, la Cámara del Juzgado de Familia de Cipolletti ordenó a una mujer someterse a un tratamiento psicológico obligatorio en el Hospital de Catriel, en el marco de una denuncia de violencia familiar presentada por C.F. La medida incluye la prohibición de acercamiento a menos de 500 metros del denunciante, vigente por 90 días, con posibilidad de extensión a pedido de la víctima.
La resolución exige que V.M.J.M. gestione su tratamiento en el Servicio de Salud Mental del hospital y, una vez cumplido y certificado su progreso, podrá solicitar el levantamiento de la restricción. Se advirtió que cualquier violación a la orden resultará en la intervención del Ministerio Público Fiscal por desobediencia a la autoridad.
El fallo también especifica que el régimen de comunicación con los hijos menores debe realizarse con una persona intermediaria y no se ve afectado por la prohibición de acercamiento. Ambas partes fueron notificadas de la disponibilidad de asistencia legal gratuita en la Defensoría General de Catriel y el Centro de Atención para la Defensa Pública de Cipolletti.
Se informó a las autoridades policiales que deben intervenir de inmediato en caso de incumplimiento, mientras que la Oficina de Transferencias e Informes Familiares (OTIF) fue autorizada a tomar las medidas necesarias para garantizar el cumplimiento de la disposición. Además, el Ministerio Público Fiscal analizará la denuncia por la posible comisión de un delito.
La Municipalidad de Catriel inauguró hoy el Centro de Día «Paihuen», un nuevo recurso dedicado al tratamiento de adicciones. La ceremonia de apertura tuvo lugar a las 11:00 en la intersección de calle Rawson y General Savio, en el barrio Preiss. El nombre «Paihuen», de origen mapuche, se traduce como paz o tranquilidad, y refleja el objetivo del centro de ofrecer un espacio de calma y armonía para quienes luchan contra las adicciones.
El Centro se propone ofrecer atención integral a personas con consumos problemáticos. Operará de lunes a viernes y contará con un equipo profesional conformado por una trabajadora social, una psicóloga, una técnica en Trabajo Social, una operadora y una persona encargada de la admisión y apoyo general.
El centro ofrecerá terapia individual y grupal, y realizará evaluaciones para clasificar los casos en riesgo elevado, medio o bajo. Además, se implementará un programa de formación de Promotores Comunitarios dirigido al personal municipal y a actores comunitarios. En esta primera etapa, el centro proporcionará desayuno y almuerzo a los usuarios, con planes de ampliar el horario de atención y ofrecer alojamiento nocturno en el futuro.
Paihuen colaborará con el Hospital Catriel en el área de Salud Mental, los centros CRAIA de la Provincia, y el grupo GIA en Cipolletti. También se estableció un acuerdo con una clínica de Allen para derivaciones en casos que requieran internación y se están negociando colaboraciones con una comunidad terapéutica en Neuquén.
La última inauguración de un centro de abordaje de adicciones en Catriel tuvo lugar el 15 de agosto de 2017, cuando se abrió un centro de modalidad ambulatoria. Esto fue durante el mandato de la ex intendenta Viviana Germanier (JSRN). En esa oportunidad se firmó un convenio con la ONG Proyecto EVA, pero luego el proyecto no prosperó y el centro dejó de prestar sus servicios.
La apertura del Centro de Día «Paihuen» marca un nuevo esfuerzo del municipio para abordar la creciente demanda de servicios en salud mental y adicciones en la localidad. Esta vez, con la psicóloga Daniela Salzotto encabezando el municipio, la propuesta busca ofrecer un espacio de conteción y tratamiento a personas que atraviesan consumos problemáticos y adicciones. Las actividades incluirán talleres terapéuticos, atención profesional y espacios de escucha.
Uno de los desafíos mencionados por el municipio es la elevada demanda del servicio. El área de Salud Mental local enfrenta una carga significativa de usuarios que requieren apoyo, y se espera que el centro pueda ofrecer alivio parcial a esta demanda creciente en el futuro.
El municipio de Catriel anunció hoy (16-09) la inauguración de un nuevo Centro de Día para el tratamiento de adicciones, que llevará el nombre de «Paihuen». La apertura está programada para el martes 17 de septiembre a las 11:00, en la intersección de calle Rawson y General Savio, en el barrio Preiss. El nombre «Paihuen», de origen mapuche, se traduce como paz o tranquilidad, y refleja el objetivo del centro de ofrecer un espacio de calma y armonía para quienes luchan contra las adicciones.
VientoSur Noticias entrevistó al Secretario de Desarrollo Social, Daniel Delgado, quien brindó información sobre el funcionamiento del centro. Según Delgado, el centro estará administrado por el municipio local y contará con un equipo conformado en su mayoría por jóvenes profesionales de Catriel, incluyendo una trabajadora social, una psicóloga, una técnica en Trabajo Social, una operadora y una persona encargada de la admisión y apoyo general.
El centro funcionará de lunes a viernes, ofreciendo tanto terapia individual como grupal. Se realizarán evaluaciones para clasificar los casos en riesgo elevado, medio o bajo, permitiendo un enfoque interdisciplinario y adaptado a las necesidades de cada usuario. Además, se implementará un programa de formación de Promotores Comunitarios, dirigido al personal municipal y a diversos actores comunitarios.
En esta primera etapa, el centro ofrecerá desayuno y almuerzo a los usuarios. Se prevé que, en el futuro, se extienda el horario de atención y se habilite la posibilidad de alojamiento nocturno para quienes lo necesiten. Las actividades incluirán talleres terapéuticos, contención profesional y espacios de escucha.
El centro trabajará en coordinación con el Hospital Catriel en el área de Salud Mental, los centros CRAIA de la Provincia (dependientes de APASA) y el grupo GIA (Grupo Institucional de Alcoholismo) en Cipolletti. También se logró cerrar un acuerdo con una clínica de Allen para derivaciones en casos que requieran internación, y se están negociando colaboraciones con una comunidad terapéutica en Neuquén.
Uno de los desafíos mencionados por el municipio es la elevada demanda del servicio. El área de Salud Mental local enfrenta una carga significativa de usuarios que requieren apoyo, y se espera que el centro pueda ofrecer alivio parcial a esta demanda creciente en el futuro.
Aunque aún no se detallaron las condiciones laborales y los sueldos del personal del centro, se confirmó que se busca proporcionar a los usuarios herramientas para su inserción laboral en Catriel. Mañana, durante la presentación oficial, se espera que las autoridades municipales brinden mayores detalles sobre el funcionamiento del Centro de Día «Paihuen».
El pasado viernes, 23 de agosto, participé en una jornada de prevención del suicidio en mi ciudad, Catriel. Un día antes, se cumplieron tres años desde que mi mejor amiga, Soledad, decidió quitarse la vida. Soledad Gordo, como la nombraron su mamá y su papá en el DNI, fue simplemente «la Sole» para nosotros. La conocí desde los siete años; fuimos juntos a la escuela primaria 241 y compartimos más de 25 años de amistad. Hay poco que no haya dicho o escrito ya en mis redes sociales sobre lo que me pasa cuando pienso en ella. Por supuesto, hay muchos aspectos de su vida que no me corresponde compartir, pero hay otros que sí.
Sole era una persona llena de vida y energía, una mamá increíble, cantante de la banda de reggae Esquejes y una amiga incondicional. Trabajó en todo tipo de cosas: actriz de cortos, peluquera, kiosquera, vendedora de velas, desayunos, amuletos, muebles restaurados; lo que fuera necesario para llevar comida al plato de sus hijos y para pagar las cuentas cuando llegaban los avisos de corte de servicio. Desde chica, se la bancó como pudo cada vez que la vida la golpeó feo, y siguió adelante con una fortaleza y determinación admirables, siempre dando lo mejor de sí. La vi crecer yendo siempre para adelante, dejando todo para criar a sus hijos e intentar ser feliz. Era una de las almas más gentiles y alegres que conocí, de las más nobles y sensibles a la condición humana que uno pudiera encontrar. Sole vivía genuinamente su vida. No tenía medias tintas: te quería o no te quería. Pero siempre estaba atenta a los detalles importantes de la vida de los demás, poniéndolos incluso por encima de ella misma. Era el motor de cosas maravillosas, le daba a otros la fuerza para vivir que a veces ella misma no tenía. Y aunque se suicidó, no quería morir.
Lo sé porque la conocí profundamente. Porque con nadie más compartí y trabajé tanto codo a codo como con Sole en estos últimos años de mi vida. Con nadie conversé tanto sobre las miserias e injusticias del mundo adulto, sobre lo difícil que es a veces esta locura en la que vivimos inmersos. Este ritmo desquiciante que propone y muchas veces impone el día a día.
Hoy, me cuesta la vida. Me cuesta levantarme de la cama todos los días. Durante los últimos tres años, pensé en suicidarme al menos una vez por año. No porque quisiera dejar de vivir, sino porque el dolor que me genera su partida y su ausencia es peor que cualquier dolor que haya sentido jamás. Sé que no soy el único que sufre por esta situación. Hay muchísimas personas que sienten la partida de Sole: hijos, amigos, hermanas, un papá y una mamá, gente que trabajó o compartió momentos hermosos con ella. Y no somos los únicos que vivieron algo tan desolador. Quizá me extralimito al mencionarlos, pero me atrevo a hacerlo porque merecen ser recordados. Personas que querían vivir y no pudieron seguir haciéndolo en muchos de estos casos porque el dolor profundo que sentían les arrebató la vida o porque como comunidad no teníamos los recursos y herramientas para ayudarlos. Años atrás, Palo, Martín, Emiliano, Marcos. Un poco más acá en el tiempo, los casos de Jony, Félix… La lista sigue y sigue. Me es inconcebible e injusto pensar en cuántas personas se quitaron la vida o tuvieron tentativas en los últimos años. No solo en Catriel y alrededores, sino también en la ciudad vecina de 25 de Mayo. Tenemos que hacer algo, necesitamos hacer algo. Y siento que esta primera intervención es la oportunidad que esperábamos para dar un gran paso.
Quiero destacar la importancia de lo que hizo el municipio de Catriel. Esta jornada me ayudó a decidir compartir mi experiencia como sobreviviente del suicidio de mi amiga. Pido disculpas si al expresarme afecto el sentir de alguien más, pero considero importante hablar y no callar estas cosas nunca más. Aunque tengo diferencias marcadas con este gobierno municipal, como las tuve con el anterior, y no voy a dejar de expresarlas, reconozco que es clave lo que hicieron al llevar adelante esta jornada de prevención. Este tipo de intervenciones sociocomunitarias para prevenir el suicidio llega tarde, es cierto. Hemos perdido a muchos que podríamos haber salvado. Pero eso no es culpa de esta gestión. Los dirigentes que estuvieron antes deberían haber realizado este tipo de intervenciones. Esto debería hacerse desde hace años, en Catriel y en todos lados. Pero mientras haya vida, nunca es tarde, y eso significa que estamos a tiempo de ayudar a muchas personas que necesitan ser comprendidas y acompañadas para sobrellevar sus situaciones. Esto podría evitar más suicidios en el futuro y salvar vidas. Bien lo dijo Mandri en su intervención: «Una vida salvada modifica generaciones enteras».
Por eso, desde mi lugar, pido que la comunidad de Catriel no deje pasar esto como deja pasar tantas cosas a las que presta atención dos segundos y sigue adelante. Involucrémonos para prevenir el suicidio: seamos más empáticos, estemos atentos a las señales de alerta, a los cambios bruscos en el comportamiento, el aislamiento, o la pérdida de interés en actividades que antes eran importantes para las personas que queremos y también aquellas con las que mantenemos contacto diario. En la jornada también se habló de la importancia de un enfoque sociocomunitario, donde todos, especialmente los jóvenes, se involucren en la prevención. Cada uno de nosotros puede aportar su parte, y ese aporte, por pequeño que parezca, es vital. Por supuesto, los medios de comunicación también tenemos nuestra responsabilidad en esto. Como parte de mi compromiso personal en esta lucha, estoy a disposición para trabajar en lo que sea necesario. Porque hablar de esto, actuar y no callarse, es la única manera de prevenir más pérdidas y salvar vidas.
Para terminar, quiero contarles algo más. Después del suicidio de Sole, durante mucho tiempo utilicé mis redes sociales personales para expresarme sobre lo que sentía. Fue un espacio donde compartí reflexiones, recuerdos y pensamientos en momentos difíciles. Me ayudó a sobrellevarlos. Sin embargo, hace un tiempo decidí cerrarlas porque siento que cumplí un ciclo en ellas, tanto en su uso personal como en lo que respecta al posteo de mis vivencias. Entendí que no necesito hacer todo público. Sin embargo, hoy quiero aprovechar esta oportunidad para dedicarle por última vez algunas palabras a Soledad en un espacio más significativo, que pueda llegar a otros y contribuir a esta causa.
Nada me gustaría más que contarte, Sole, que conocí a esa chica de la que siempre me hablabas. «Amigo, vos tenés que buscarte alguien que te quiera de verdad y dejarte de joder. Que te ame y te acepte como sos, sin medias tintas ni boludeces», me decías. La encontré. O quizás ella me encontró a mí. Y me salvó la vida tanto como vos. Me hubiera encantado que pudieras conocerla; estoy seguro de que se habrían llevado bien porque tienen muchas cosas en común, sobre todo la calidez humana. Quedate tranquila, estoy en buenas manos. Por primera vez en mi vida, me siento amado y aceptado como soy. Me desgarra que no estés acá, decirte esto sin poder mirarte a los ojos, sin poder escuchar tu risa, sin verte sonreír con alegría después de chocar nuestras copas de vino.
Hoy te llevo como bandera. Sos mi espada y escudo contra el mundo. Cuando la vida duele o me sonríe. Cuando siento que no puedo más. Cuando redoblo mi esfuerzo y voy por más. Cuando alcanzo un logro y me siento gigante. Cuando todo me puede y me cuesta levantarme porque me siento insignificante. Pienso en vos, estés donde estés. Sos ese fuego que siempre va a estar ahí, el que convierte en luz todo lo gris dentro de mí. Te hice una promesa, y te aseguro que no me voy a ir de este mundo sin cumplirla.
Te vi criar a tus hijos y amarlos con todo el corazón, te vi cantar con talento y pasión, te vi llevar alegría y comida a los barrios de Catriel en el peor momento de la pandemia, ayudar a los que menos tienen sin llevarte ni pedir a cambio un peso, también escribir canciones para denunciar las injusticias del mundo y enseñarnos a luchar por un futuro más justo. Quiero recordarte siempre así. Te lo digo cada día, cuando me despierto. Sos mi inspiración para pelear todos los días por dejarle a los que vengan una realidad menos fea, salvaje y mezquina. Un mundo más lindo, donde la gente como vos se quiera quedar hasta el final. Donde exista y se cumpla el acceso a una salud mental de calidad. Donde haya lugar para la contención y el acompañamiento. Para la empatía comunitaria. Donde el actuar con humanidad no sea la excepción a la regla. Nos haces falta como no te das una idea, pero te volviste parte de mí. Tu mensaje es indeleble y lo tengo siempre presente.
Aunque tu ausencia me pesa y me lastima, tengo que admitir que te encuentro a cada rato. En los mates con los que tengo al lado, en las charlas con los que están a la distancia, en los pequeños momentos compartiendo un vino, un mate, una comida o una charla con quienes vemos en los ratitos que nos deja libre la cruel agenda del mundo adulto. En cada gesto de bondad desinteresado, en cada mimo a un animal callejero. En cada mirada cargada con ese amor de hermanos que hoy nos damos entre nosotros los que te conocimos. Nos enseñaste a querernos y cuidarnos distinto, sin especular, sin filtro. Sin dejar para después los «te quiero». A pronunciar con sinceridad los «¿cómo estás vos?». En mi pieza tengo tu foto que me cuida desde un rincón junto con cada regalo que me hiciste. Siempre te miro, te sonrío y te tiro chistes. Y aunque ya no pueda escuchar tus locas devoluciones, las imagino. Tu voz y tu risa viven dentro mío. Y hoy aprendí a encontrarte en el viento, el aire, el agua, el sol, la inmensidad de la montaña y el sonido de los pájaros. En la inmensidad del cielo cuando cae el atardecer o el brillo de las estrellas. Siento que te escondés en el infinito y te escapás para ser nuestra luz en los momentos críticos. O al menos lo sos en los míos. Por eso te escribo, para decirte lo importante que sos para mí. Hasta donde llegue, a dónde vaya, hermana, vos venís conmigo. Hasta el último suspiro.
Nos regalaste 32 años hermosos de tu presencia, fue un orgullo y un privilegio caminar a tu lado en estos últimos años de nuestras vidas. No sé por qué elegiste pasarlos tan cerca de mí. Aún hoy me lo pregunto… Pero hoy no quiero enfocarme en la tristeza ni extenderme demasiado. Solo agradecerte y celebrarte. No te olvido. Te extraño cada segundo. Te llevo conmigo, donde sea. Gracias por ser mi amiga. Por ser la mejor amiga posible para cada uno de nosotros. Gracias por arrancarme mil sonrisas y hacer mejor mis días. No sé cómo lo lográs, pero lo hacés todavía. Te quiero.
El 23 de agosto, la intendenta de Catriel, Daniela Salzotto, cerró la segunda de las dos jornadas de prevención del suicidio organizadas por la Municipalidad. En su discurso, Salzotto saludó a los estudiantes de secundaria y a los profesores presentes, destacando la importancia de su participación en un tema tan delicado y relevante para la comunidad.
Salzotto recordó su experiencia como legisladora provincial, cuando estableció contacto con el suicidólogo Marcelo Mandri, presidente de la Red Argentina de Suicidología, y reflexionó sobre la falta de discusión pública sobre el suicidio en esa época. Comentó que en ese entonces, tanto en Catriel como en Viedma, el suicidio era un tema tabú, del que pocos se atrevían a hablar abiertamente. «El primer gran mito que debemos superar es que no debe hablarse del suicidio para evitar que ocurra», afirmó, subrayando la necesidad de crear espacios de diálogo para abordar esta problemática.
La intendenta también hizo un llamado a la comunidad para que sea más empática y comprensiva con quienes atraviesan situaciones difíciles. «Hoy veo en este público presente muchas historias de familias que han padecido y atraviesan el dolor de la pérdida de un ser querido», dijo, pidiendo respeto y comprensión para aquellos que sufren en silencio. Salzotto enfatizó la necesidad de construir una red de contención en Catriel, que permita a jóvenes y adultos detectar señales de alerta en sus compañeros y amigos, y brindarles el apoyo necesario. «Catriel necesita una red de contención que ayude», sostuvo, instando a los presentes a ser parte activa de esta red y a enfrentar el desafío de prevenir el suicidio con determinación.
Al finalizar su intervención, Salzotto agradeció la participación de los jóvenes y los invitó a continuar involucrándose en la prevención del suicidio. «No tengamos miedo de enfrentar lo que se viene porque tienen enfrente una intendenta que está dispuesta a dar batalla a este tema», concluyó, para reafirmar su compromiso con la causa.
Durante la primera jornada de prevención del suicidio en Catriel, el antropólogo Juan Ivanissevich brindó una exposición centrada en la complejidad del fenómeno suicida y la importancia de abordarlo desde una perspectiva sociocomunitaria. Ivanissevich comenzó agradeciendo la masiva concurrencia a la charla, tanto en la sesión matutina como en la vespertina, y destacó la importancia de que estos temas se discutan de manera abierta en la comunidad.
Ivanissevich explicó que el suicidio es un fenómeno multicausal, es decir, que no puede atribuirse a una sola causa, sino que es el resultado de la interacción de múltiples factores. Subrayó que, aunque la decisión de suicidarse es individual, está profundamente influenciada por el entorno social y comunitario. «El suicidio es un fenómeno multicausal, influenciado por factores sociales y comunitarios, como el aislamiento, las desigualdades económicas y la falta de cohesión social», destacó.
El antropólogo señaló que en sociedades con altos niveles de desigualdad, los índices de suicidio suelen ser mayores. Explicó que la falta de apoyo comunitario, la discriminación, el aislamiento social y la falta de cohesión dentro de la sociedad son factores que pueden aumentar el riesgo de suicidio. «No es un problema meramente individual, sino que está impactado por factores sociales y comunitarios», afirmó, enfatizando que la solución no puede ser únicamente individual o clínica, sino que requiere un enfoque integral que incluya a toda la comunidad.
Ivanissevich también abordó la necesidad de que las políticas públicas se combinen con la participación activa de la comunidad. «Solo con políticas públicas no alcanza; si la comunidad no se apropia de las herramientas, la efectividad de las intervenciones no da resultado», señaló. Explicó que para que una intervención sea verdaderamente efectiva, debe involucrar a múltiples actores, trabajando en red, y adaptarse a las características y necesidades específicas de cada comunidad.
Además, destacó el papel preventivo de la cultura y el deporte, mencionando que estas actividades pueden descomprimir la carga emocional y promover la salud mental. «La cultura y el deporte salvan vidas porque previenen, descomprimen lo emocional y promueven la salud y la vida», afirmó, instando a la comunidad a valorar y fomentar estas prácticas como parte de la estrategia de prevención del suicidio.
Ivanissevich concluyó su exposición recordando la importancia de desestigmatizar los problemas de salud mental y de reconocer que todos, en algún momento, podemos necesitar ayuda. «Es indispensable la prevención y asistir a un profesional de salud mental», dijo, subrayando que la comunidad debe ser un espacio de apoyo y no de juicio para quienes atraviesan dificultades.
La psicóloga Grisel Fernández participó en la jornada de prevención del suicidio en Catriel, donde brindó una exposición detallada sobre los factores de riesgo asociados al suicidio, con un enfoque particular en la adolescencia. Fernández explicó que para prevenir el suicidio es fundamental comprender y reconocer los factores de riesgo antes de que se conviertan en una amenaza real.
Fernández destacó que la adolescencia es una etapa crítica en la vida, marcada por importantes cambios físicos, emocionales y sociales. Señaló que durante esta etapa, los adolescentes pueden experimentar síntomas como el aislamiento social, la falta de interés en actividades y cambios en la apariencia y la higiene personal. «El aislamiento social en la adolescencia es un alerta que debería preocupar, porque es una etapa donde buscan separarse de la figura de los padres y encontrar su propio camino», explicó.
La psicóloga también abordó la importancia de prestar atención a la comunicación virtual de los adolescentes, como las publicaciones en redes sociales, que pueden reflejar estados emocionales difíciles de verbalizar. Señaló que frases o música compartida en estos espacios pueden ser indicativos de un malestar subyacente que requiere atención. «Es importante prestar atención a lo que se publica y comparte», afirmó, subrayando que el lenguaje no verbal y las señales en la virtualidad son cruciales para entender lo que el adolescente no puede expresar con palabras.
Fernández explicó que otros factores de riesgo incluyen los trastornos psicopatológicos, como la depresión y la ansiedad, que, si no se tratan adecuadamente, pueden llevar a pensamientos suicidas. «Es indispensable la prevención y la intervención temprana, identificando a personas en riesgo y asegurando que reciban el tratamiento adecuado», enfatizó. Añadió que los antecedentes familiares de suicidio también son un factor importante a considerar, aunque aclaró que el pasado no determina el destino de una persona.
Además, Fernández habló sobre el impacto del contexto socioeconómico y ambiental en la salud mental. Explicó que situaciones como la pobreza, el desempleo y la falta de apoyo social pueden aumentar la vulnerabilidad de las personas al suicidio. «El contexto medioambiental y sociocultural también juega un papel clave en el riesgo de suicidio», afirmó, destacando que el apoyo social es fundamental para ayudar a las personas a superar situaciones adversas.
Fernández concluyó subrayando la importancia de pedir ayuda y de que la comunidad se convierta en un espacio de apoyo para quienes atraviesan momentos difíciles. «Primero, no se sale solo. Es importante pedir ayuda», dijo, animando a todos a estar atentos a las señales de alerta y a actuar con empatía y comprensión.
Marcelo Mandri, suicidólogo y presidente de la Red Argentina de Suicidología, fue uno de los principales oradores en la jornada de prevención del suicidio en Catriel. Durante su exposición, Mandri explicó que la problemática del suicidio debe abordarse desde un enfoque multidisciplinario, que involucre a diferentes especialidades y disciplinas para garantizar una intervención efectiva.
Mandri comenzó definiendo el suicidio como «la acción de quitarse la vida de forma voluntaria», pero aclaró que el suicida no busca necesariamente morir, sino escapar de una situación de vida que le resulta intolerable. «El suicida no quiere morir; lo que no quiere es seguir viviendo como está viviendo», afirmó, subrayando la importancia de comprender este matiz para intervenir adecuadamente.
El suicidólogo distinguió entre suicidio activo y pasivo, explicando que el primero implica un acto concreto para terminar con la vida, mientras que el segundo consiste en dejar de hacer cosas necesarias para prolongar la vida, como tomar medicamentos o alimentarse adecuadamente. Mandri también habló sobre las acciones parasuicidas, donde la persona toma decisiones que, aunque no buscan directamente la muerte, la pueden provocar de manera accidental o incidental. «El parasuicidio no tiene como objetivo terminar con la vida, pero la persona es consciente de que su conducta podría llevarla a la muerte», explicó.
Mandri destacó la importancia de desmitificar el suicidio, desmontando varios mitos comunes que pueden dificultar la prevención. Rechazó la idea de que el suicidio ocurre sin previo aviso, afirmando que «todos, absolutamente todos los suicidas emiten señales». También explicó que hablar del suicidio no provoca que ocurra, sino que, por el contrario, abrir el diálogo puede ayudar a prevenirlo. «Hablar es la mejor manera de dar la posibilidad a alguien que necesita ayuda de hacerlo», señaló.
Mandri insistió en la necesidad de una intervención multidisciplinaria, donde profesionales de diferentes áreas trabajen juntos para abordar la problemática desde distintos ángulos. Señaló que la prevención del suicidio no puede ser responsabilidad de un solo sector, sino que requiere la colaboración de todos, incluyendo la comunidad. «La empatía comunitaria es clave; debemos estar atentos a las señales y acompañar a quienes lo necesitan», subrayó.
Finalmente, Mandri hizo un llamado a la acción, instando a los presentes a no quedarse solo en la teoría, sino a pasar a la práctica y construir una red de apoyo sólida en Catriel. «Esta jornada no debe ser solo una charla más, sino el puntapié inicial para establecer un grupo de contención y ayuda en Catriel», concluyó, reafirmando la importancia de la participación activa de todos en la prevención del suicidio.
El 23 de agosto, la Municipalidad de Catriel organizó la primera jornada de prevención del suicidio, con la participación de especialistas en la materia. El evento, que se desarrolló en doble turno, por la mañana y la tarde, contó con la asistencia de más de 500 personas, incluidos estudiantes de diversas instituciones educativas.
La jornada se enmarcó en la Ley Nacional de Prevención del Suicidio N° 27.130, a la que la provincia de Río Negro adhirió mediante la Ley N° 5.595. El principal objetivo fue reflexionar sobre el suicidio como un problema de salud pública y reforzar las estrategias de prevención en la comunidad.La intendenta Daniela Salzotto inauguró el evento y subrayó la importancia de abordar abiertamente el tema del suicidio como una forma de prevenirlo.«El primer gran mito que debemos superar es que no debe hablarse del suicidio para evitar que ocurra», afirmó. Recordó su trabajo anterior con el suicidólogo Marcelo Mandri, presidente de la asociación Red Argentina de Suicidología, durante su gestión como legisladora provincial, y mencionó que en esa época el suicidio era un tema escasamente discutido tanto en Catriel como en Viedma.
El antropólogo Juan Ivanissevich expuso sobre la necesidad de una intervención sociocomunitaria, subrayando la multicausalidad del suicidio. «El suicidio es un fenómeno multicausal, influenciado por factores sociales y comunitarios, como el aislamiento, las desigualdades económicas y la falta de cohesión social», destacó. Remarcó la importancia de que la comunidad se apropie de las herramientas y políticas públicas para garantizar que las intervenciones sean efectivas: «Solo con políticas públicas no alcanza; si la comunidad no se apropia de las herramientas, la efectividad de las intervenciones no da resultado», sostuvo.
La psicóloga Grissel Fernández abordó los factores de riesgo relacionados con el comportamiento suicida, especialmente en adolescentes. Señaló la importancia de estar atentos a señales de alerta como el aislamiento social, la falta de interés en actividades y los cambios en la apariencia y el cuidado personal: «El aislamiento social en la adolescencia es un alerta que debería preocupar, porque es una etapa donde buscan separarse de la figura de los padres y encontrar su propio camino», enfatizó. También destacó la necesidad de tratar trastornos como la depresión y la ansiedad con el apoyo de profesionales de la salud. «Es indispensable la prevención y la intervención temprana, identificando a personas en riesgo y asegurando que reciban el tratamiento adecuado», agregó.
Durante su exposición, Mandri preguntó si había policías, bomberos y profesionales de la salud presentes en la jornada. Ante la falta de respuesta, resaltó la importancia de que estas personas se capaciten en la prevención del suicidio, destacando que esto es una obligación establecida por la Ley Nacional de Prevención del Suicidio N° 27.130. «La capacitación en prevención del suicidio es obligatoria para quienes trabajan en el Estado, incluyendo a fuerzas de seguridad y personal de salud», subrayó. Mandri insistió en que esta formación es crucial para mejorar la capacidad de respuesta en situaciones de crisis y para cumplir con lo estipulado en la ley. «Eso no es responsabilidad de ellos, sino de quienes nos obligan a cumplir la ley a nosotros y ellos mismos no lo hacen. Así como se capacita en la Ley Micaela, que está muy bien porque es obligatorio y necesario, esto también lo es», indicó.
Durante la jornada, se permitió a los alumnos y al público presente realizar preguntas de forma anónima, que fueron anotadas en papeles y luego leídas por los profesionales para responder abiertamente. Esta dinámica facilitó la participación y permitió aclarar dudas sobre el tema en un ambiente de confianza y respeto.
Asimismo, se distribuyeron calcomanías y cintas naranjas, símbolos de la lucha contra el suicidio, como parte de una campaña para visibilizar la problemática y promover la salud mental en la comunidad de Catriel.