En medio de un clima político cada vez más álgido, la intendenta Daniela Salzotto salió el viernes (04-07) a responder los cuestionamientos lanzados contra el proyecto aprobado por el oficialismo para exigir a los integrantes del Tribunal de Cuentas que acrediten nuevamente su idoneidad.
“Esto no es un atentado contra la democracia, como se quiere instalar. Es simplemente un pedido para que se acredite la formación y capacitación adquirida por los miembros del Tribunal en el último año y medio”, sostuvo Salzotto en conferencia de prensa. En su defensa, remarcó que cuando fueron designados los síndicos del Frente de Acción Vecinal, también debieron presentar antecedentes formativos para ser validados por la junta electoral.
Para la jefa comunal, el accionar del Tribunal ha pasado de ser un ejercicio legítimo de control a una “obstrucción sistemática” de la gestión. “Recibimos tres notas diarias. La Secretaría de Finanzas trabaja más para contestar esas observaciones que para gestionar”, aseguró. También cuestionó que miembros del Tribunal “dejaron de participar en reuniones de concursos y adjudicaciones” desde hace tres meses, y que “han trabado pagos esenciales por observaciones mínimas”.
“Yo quiero que me controlen, pero con criterio, y que me dejen gobernar. No voy a seguir pagando contadores externos ni abogados cuestionados éticamente.”
En un intento de contextualizar la medida impulsada por el bloque oficialista en el Concejo, Salzotto contrastó con la etapa anterior: “Durante 12 años no hubo este tipo de controles, y ahora quieren hacer creer que se está rompiendo la institucionalidad. Lo que se está haciendo es ordenar lo que otros dejaron en deuda”.
La intendenta señaló además que persisten rendiciones sin cerrar desde hace más de una década, lo que impide, por ejemplo, acceder a nuevos créditos provinciales. “No podemos avanzar con obras delegadas porque la provincia no puede cerrar rendiciones de gestiones anteriores. Necesitamos que el Tribunal nos ayude, no que complique más las cosas”, planteó.
También abordó de forma directa los cuestionamientos personales lanzados hacia miembros del Tribunal, mencionando causas judiciales abiertas por presunto ocultamiento de bienes, elementos culturales no entregados, y observaciones sobre conductas previas. “Si hay funcionarios con causas, serán apartados. Pero no estamos hablando de eso, sino de formación. No voy a seguir pagando contadores externos ni abogados que mitigan contra este municipio”, afirmó.
“Esto no es un atentado contra la democracia. El único atentado que debemos combatir es el de los poderosos que manipulan a la gente y la dejan sin trabajo ni oportunidades.”
Finalmente, Salzotto llamó a la oposición a sumarse a los reclamos comunitarios por infraestructura, salud y empleo. “Me sentí amenazada cuando hablaron de judicializar todo. Pero yo sigo rindiendo cuentas. Esto no es un ataque a la democracia. Lo único que la amenaza son los poderosos que manipulan y dejan sin trabajo a la gente”, concluyó.
El cruce político institucional deja en evidencia un conflicto de fondo sobre el rol del Tribunal de Cuentas y los límites del control mutuo entre poderes. Mientras el oficialismo busca reafirmar su capacidad de gestión, la oposición denuncia un avance sobre la autonomía de los órganos de control. La tensión pareciera escalar con cada nuevo capítulo, mientras la comunidad catrielense espera que se habiliten las instancias de diálogo y resolución política que garanticen el equilibrio democrático.
